El experimento de Asch

A continuación os presentamos un nuevo artículo de nuestra compañera Cristina Bartés, especialista en Psicotrading y coaching financiero, y Directora de Operaciones de Aston Dealers ®. En este caso, un sugerente título para el artículo: “El experimento de Ash”que tiene mucho que ver con el trading y las inversiones ya que su lectura nos ayuda a comprender ¿Por qué nos influye tanto lo que nos dicen los demás?

En general, y sin ánimo de abarcar cada uno de los casos concretos que cada persona pueda presentar, ponemos mucho peso en las opiniones de los demás, hasta el punto de que cuando nos dicen algo negativo solemos darle más valor e importancia que cuando los demás nos comunican algo positivo, quedando así totalmente afectada nuestra autoestima.

 

La cuestión tiene mayor enjundia cuando ya no sólo se trata de cómo gestionamos lo que los demás opinen de nosotros, sino la posible influencia que esas opiniones o juicios ejercen en las decisiones que tomamos. “He estudiado medicina porque en mi familia hay 4 generaciones de médicos y a mi padre le gustaría que continuara la tradición” es el típico ejemplo de la influencia de los demás en nuestras decisiones, dejándonos influir por cada creencia, estereotipo o expectativa de los demás.

 

En la década de los 50, y en un contexto histórico de posguerra, el psicólogo polaco-estadounidense Solomon Asch dedicó sus investigaciones a dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Es el sujeto realmente libre en sus decisiones?

 

Para ello, Asch ideó un experimento:

Un total de 123 de sujetos se dividieron en grupos de 7 a 9 personas cada uno. En cada grupo había un participante normal llamado sujeto focal y el resto eran cómplices. Los sujetos cómplices seguían las pautas diseñadas por los investigadores, con el objetivo de ver las reacciones del sujeto focal.

El experimento se desarrolló de la siguiente manera:

  1. Dentro de un aula se les informaba a los participantes que iban a ser parte de un experimento que consistía en analizar cómo percibían esos sujetos la visualización de unas líneas.
  2. Los investigadores enseñaban a los participantes una tarjeta: en la parte izquierda de esa tarjeta había una línea vertical y en la parte derecha de la tarjeta tres líneas verticales.
  3. Los participantes debían indicar a cuál de las tres líneas sobre la derecha le correspondía la línea que había sobre la izquierda. Esto teniendo en cuenta los tamaños.

La pauta era muy fácil y la respuesta evidente. Pero el objetivo era evaluar las respuestas del sujeto bajo investigación, cuando el resto de participantes se equivocaban a propósito y así estudiar las influencias del grupo cuando hay que tomar una decisión, por muy evidente que sea.

Los principales resultados fueron los siguientes:

  1. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta. En ese caso, solamente un pequeño porcentaje de participantes daban una respuesta errónea (1%). Sin embargo, cuando el grupo estaba presente, el porcentaje de participantes que daban una respuesta errónea se elevó al 36,8%.
  2. Cerca de un 25% de los sujetos no cedieron nunca a la presión de grupo.
  3. Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo.

Por lo tanto, ¿qué lleva a un sujeto a negar sus propios sentidos, aún y siendo evidentes? La respuesta es la incomodidad que genera gestionar a nivel interno el hecho de no seguir la corriente del grupo.  En otras palabras, tenemos necesidad de estar de acuerdo con el grupo y eso anula nuestros juicios. Unas veces porque cedemos en un acto de generosidad, otras porque no queremos decepcionar, y otras porque no confiamos realmente en nosotros mismos.

En el campo de las finanzas conductuales, seguir ciertas corrientes o decisiones siguiendo lo que de forma mayoritaria está haciendo el mercado se conoce como efecto rebaño o manada. Por ejemplo, si todo el mundo está vendiendo en bolsa, vender también.

Existen dos principales razones por las que se da un comportamiento de rebaño: la primera es la presión social de conformidad ya comentada, y la segunda razón es el pensamiento común acerca de que es poco probable que un grupo muy grande de personas pueda estar equivocado. Cuántas veces hemos pensado que no haríamos algo de una determinada manera, pero si todo el mundo lo hace, ¿será que debe hacer así? Después de todo, incluso si estamos convencidos de que una idea en particular o el curso de una acción es irracional o incorrecta, es posible que continuemos en la manada, creyendo que el grupo sabe lo que hace.

La clave ante esta circunstancia es elegir bien. Si asumimos que nos vamos a dejar llevar por criterios externos, hay que elegir las personas correctas que conformen ese grupo. Y eso es de gran importancia cuando hablamos de copy trading o de las señales de trading que se comercializan en el sector. ¿Sobre qué opiniones nos apoyamos para seguir a ese trader? ¿Cuán fundamentadas están esas opiniones con hechos demostrables y contrastables? ¿Qué peso le damos a las publicaciones en Instagram de ese trader?

Y un apunte más: no todas las influencias de las personas son venenosas. En más de una ocasión, hay gente que influye para bien en nosotros mismos e incluso nosotros también podemos llegar a ser un ejemplo positivo para los demás. Por lo tanto, elegid, por encima de todo, a personas que os hagan crecer; evolucionar y ser, no solo mejores traders sino también, mejores personas.

Autora: Cristina Bartés

 

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